¿Qué te parece la historia

jueves, 5 de junio de 2014

Capítulo 18.

Bien, aquí esta el esperado capítulo 18 (al menos por Rocío y Carol... ¬¬). En fin, reitero que no está corregido, porque si no me deprimo. Y, bueno, no sé si podré subir el jueves que viene, depende de si me da tiempo a escribir el 20, porque de 6 días que nos quedan de colegio, tenemos 7 exámenes, así que... a saber. Y bueno, creo que nada más que añadir. Solo lo que ya conocéis: TRES COMENTARIOS. 

Saludos^^

Este capítulo va dedicado a todos los que me leéis y apoyáis, en especial a Rocío y Carol, que tan pesadas estaban para que supiera ^^ Os quiero a todos :3

--------------------------------------------------------
Capítulo 18.
Tom nos miró un rato con el ceño fruncido. Por alguna razón, no quería preguntarle a Ancel lo que era un Elemental delante de él. Además, era una situación muy, muy, muy, muy incómoda.
¿Me reconocía? Porque si no era así, yo iba a quedar peor que mal. Pero lo que más me fastidiaba era que Ancel sabía quién era Tom y lo que tenía que ver conmigo.
–Yo te conozco –dijo entonces, pillándonos a Ancel y a mí por sorpresa.
Su voz era tan suave como siempre, agradable sin resultar extraña. Simplemente, era bonita, de algún modo.
–¿En serio? Menos mal, porque estaba a punto de degollarte –comentó Ancel, con una sonrisa arrogante y fría en el rostro.
Yo le eché una mirada de odio. ¿Por qué había dicho eso? ¿Estaría celoso? Sin embargo, debía admitir que tenía razón.
Tom volvió a fruncir el ceño, observando suspicaz a mi amigo.
–Estaba contigo en… –él me interrumpió.
–¿Leyna, verdad?
–Exacto –intenté sonreír, pero la incomodidad de la situación me hizo poner una mueca.
–Te has librado –intervino Ancel.
–¿Y tú quién eres?
–Alguien a quien le pareces un coñazo.
–Se llama Ancel –dije, poniendo los ojos en blanco.
Algo me decía que estos dos me iban a poner la cabeza como un bombo.
–Soy la Muerte –mi compañero esbozó una sonrisa repleta de veneno.
–¿Adónde vamos a ir ahora? –le pregunté a Ancel.
–Tenemos que llevar a este pelmazo a Eroz.
–¿Eroz?
–Es donde entrenan a las Fuerzas.
Me encogí de hombros.
–Pues vamos –me iba a girar para salir del instituto cuando Ancel me cogió del brazo.
–Espera. Estamos huyendo de Lucifer, ¿recuerdas?
–¿Y?
–Que Eroz está dentro de su alcance.


–¿Y cuál era el plan? –preguntó Tom, más para dar un tema de conversación que para saber realmente la respuesta.
Como yo tampoco había pillado lo que íbamos a hacer a partir de ahora, dejé que Ancel respondiera, rezando para que no incluyera ningún insulto en su contestación.
–Mira que eres pelmazo –primera mofa–. Ya te he dicho que no te lo iba a decir. Como si alguien como tú pudiera entender los pensamientos de mi cerebro…
–Ancel. ¿Podemos hablar, por favor? –Introduje una sonrisa adorable que en una mujer se puede camuflar con una asesina.
Mi compañero lo acabó entendiendo –por suerte o por desgracia–, y, después de lanzar una mirada de asco a Tom, caminó conmigo hacia el otro lado del parque en el que estábamos.
–Dime –dijo cuando nos detuvimos, como si no captara mi creciente enfado.
–¿Dime? ¿Qué te crees que haces? Pareces un maldito bebé con ese comportamiento.
Mi reprimenda le borró la sonrisa de la cara, y, por fin, se puso serio.
–Ese chaval no me gusta.
–¡Ni siquiera le conoces!
–¿Y tú? ¿Hasta qué punto conoces al chico por el que estás más que colada? –Eso hirió hasta lo más profundo de mi alma.
–Sí. Es verdad. El chico por el que estoy colada no me cuenta nada de él o de su vida, y, además, se comporta como un idiota con un chaval al que ninguno conocemos.
Después de soltar aquello, respiré hondo. Estaba realmente enfadada. ¿Es que no se daba cuenta de que Tom no era más que un capricho de adolescente tonta? ¿Aquel popular con el que todas las chicas del curso estaban coladas, pero por el que ninguna sentía nada? ¿No notaba que quien me gustaba era él y nadie más?
Debió leer mis pensamientos, porque él también respiró, para luego acercarse a mí y plantarme un beso en los labios, fugaz pero significativo.
Luego colocó las manos en mis hombros.
–Sigue cayéndome mal, pero ya me siento mejor, así que tú te vas a encargar de manejarle.
Yo sonreí, en parte por su comentario, en parte por el beso. Así que sí le gustaba.
–Esto… ¿habéis llegado a una conclusión? –inquirió Tom a lo lejos, claramente azorado.
Ancel sonrió con sorna, y echó a andar, ignorando completamente al otro chico.
Sacudí la cabeza, sonriendo también, y caminé hacia el chico rubio. Sus ojos marrones me observaron con el ceño fruncido.
–¿Cuál es el plan?
–Ancel quiere ir a un… lugar antes de ir a Eroz, así que supongo que nos dirigiremos hacia allí.
Tom asintió. Luego, tras un incómodo silencio, él dijo:
–¿Estáis…? Quiero decir, ¿estáis juntos?
Miré una vez hacia delante, donde, en la nuca de Ancel, se rizaban algunos pelos castaños. Me imaginé sus ojos, ambarinos y a veces azules eléctricos, pero siempre con un brillo de inteligencia, sorna y arrogancia.
En ese momento, supe que sí. Que estábamos juntos, pero no por una petición, ni por una indirecta, sino por un lazo que iba más allá de cualquier nigromancia, aunque algunos también lo consideraban algún tipo de magia.
Y de alguna manera, pude captar la sonrisa torcida que se formaba lentamente en el rostro de Ancel, mientras contestaba:
–Sí. Sí estamos juntos.


Después de lo que parecían cuatro horas de viaje entre el follaje del bosque, Ancel se detuvo en un claro. Habíamos hablado muy poco durante el trayecto, sobre todo desde que había dicho que Ancel y yo estábamos saliendo.
Sabía que él estaba escuchando, de alguna forma, y eso me hizo sentir bien, además de que era probable que hubiese oído también mis pensamientos, lo cual era gratificante, porque creo que no me habría atrevido a decirlo en voz alta.
Ancel se llevó los dedos a la boca, y silbó de un modo que, de tenerlos, me hubiera roto los tímpanos.
–Bien, escuchad –dijo–, vamos a ir a un plano neutro, que se encuentra justo entre el Infierno y el Cielo. Tanto Purgadores como Almas tienen entrada a él, aunque no suele juntarse mucha gente. De todas maneras, es peligroso, sobre todo si Lucifer tiene algún espía, o si nos topamos con espíritus que desearíamos evitar.
–¿Y por qué vamos a ese plano, siendo tan peligroso como dices? –inquirió Tom.
Ancel se pasó una mano por el pelo, alborotándose el cabello castaño. Suspiró.
–Punto uno: ella no está a salvo aquí –me señaló–. Punto dos: tengo que hacer un recado, y conozco a alguien que nos puede ayudar.
Un relincho apagado le interrumpió.
Ancel se volvió en seguida hacia el lugar de donde provenía el ruido. Yo tuve que dar un paso hacia la izquierda para poder ver lo que ya sabía: Ares, el semental de Ancel, acababa de llegar.
Para mi sorpresa, en lugar de dirigirme su habitual mirada de asco, sus ojos oscuros se posaron sobre Tom, quien miró con el ceño fruncido a la criatura.
Esta bufó y arqueó el cuello para tocar a Ancel con el hocico. Mi amigo, novio, o lo que fuera, le palmeó el cuello, que relucía negro azabache frente a los rayos de luz.
–¿Qué es? –preguntó Tom.
–Qué –corrigió Ancel. Vi cómo se mordía la lengua, seguramente para contener un taco–. Se llama Ares, y, si te atreves a siquiera lanzarle una mala mirada, te rajaré la garganta, si no lo hace él primero.
Tom ignoró la última parte del comentario de Ancel y escrutó los alrededores, seguramente para evitar las miradas que tanto el semental como su dueño le lanzaban.
–Mierda –exclamó Ancel.
Cuando me giré para verificar que no había pasado nada, vi una sonrisa sinuosa en su rostro que me puso los pelos de punta.
–¿Qué? –dije.
–Va a tener que subirse a Ares para poder cambiar de plano.
Resoplé.
–No creo que te vayas a morir por unos minutos –repliqué.
–¡Ah! No sé yo. Y, además, ya estoy muerto.
–Conociéndote, apostaría a que tú puedes morir varias veces.
Él rio, y luego se acercó a Ares para acariciarle.
–Vamos –dijo después.
Tom se acercó vacilante, por lo que le dediqué una media sonrisa, para animarle a subir.
Al final, terminó accediendo, y se colocó en el borde de la grupa del semental. Seguidamente subí yo, y Ancel delante de mí para coger las riendas.
–¿Por qué no has llamado antes a Ares para no tener que caminar todo eso hasta aquí? ¿No se supone que puedes cambiar de plano en otros sitios? –preguntó Tom.
–En realidad, sí, pero si quieres ser el próximo objetivo de dos especies de espíritus diferentes que, aparte de estar en una guerra continua, nos están buscando a todos, puedes cambiar de plano cuando quieras.
Nadie dijo nada más mientras colocaba las manos alrededor de la cintura de Ancel. Él clavó los talones en los flancos del semental, que salió al galope hacia un lugar sin concretar. Poco a poco, la velocidad fue aumentando, conforme el aire golpeaba mi rostro, hasta que, de repente, todo se volvió negro.


Cuando volví a abrir los ojos, mis manos aún estaban alrededor de la cintura de Ancel. Me di la vuelta, comprobando así que Tom también seguía sobre la grupa de Ares.
Ancel dio orden de bajar, por lo que esperé a que Tom desmontara para poder imitarlos.
Nos encontrábamos esta vez en las lindes de un bosque de aspecto parecido al otro. Los árboles presentaban la misma textura, los arbustos seguían con aquel raro verde, como si estuviera descolorido.
–¿Y ahora? –dije, más un pensamiento en voz alta que una pregunta.
–Tenemos que internarnos en el bosque –contestó Ancel.
–¿Qué hay allí? –añadió Tom.
Un brillo fugaz pasó por los ojos de Ancel, y la sombra de una sonrisa cubrió su cara. Sin embargo, esta no llegó a más que un leve levantamiento en la comisura izquierda de su boca.
–Habrá que descubrirlo –respondió, echando a andar.
–¿Cómo soportas ir vagando por ahí? Es decir, es eso lo que todo el mundo teme, ¿no? El vacío, la soledad, la oscuridad –dije.
–Te equivocas. El miedo a la muerte que tienen los seres humanos, no va dirigido al supuesto ente que sega las cuerdas que atan a una persona a la vida.
–Que ese eres tú… –masculló Tom.
–Sino –continuó Ancel– que eso es solo una forma de ocultar lo verdaderamente sobrecogedor, aquello que todos tratan olvidar, lo que más les preocupa, y con razón: la pérdida.
Fruncí el ceño para asimilar lo que Ancel acababa de decir, pero él no había terminado.
–Además, ¿qué es la muerte en realidad? ¿Yo? ¿El momento en el que lo que te ata a la vida se rompe? ¿Es un proceso que sucede desde que nacemos? ¿O es lo que hay después de abandonar el mundo de los vivos?
Eso nos calló tanto a Tom como a mí. Había mucho que pensar acerca de ello.
–Ya no os quejaréis de aburrimiento durante el trayecto –Ancel esbozó otra de sus sonrisas torcidas.
–¿Tú qué piensas? –le pregunté.
Él me miró, confuso, hasta que comprendió la cuestión.
–¿Yo? ¿Por qué quieres saber mi opinión?
–Bueno, primero porque nos acabas de soltar un monólogo filosófico, y segundo, porque eres la Muerte.
–Yo… no creo en la muerte –dijo, serio.


Llevábamos media hora caminando en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos –bueno, puede que Ancel estuviera escuchando los nuestros también–, hasta que Tom habló por primera vez.
–¿Qué pasaría si nos encontráramos con los esbirros de Satanás, o con un Alma?
–¿En serio quieres saberlo? –respondió Ancel.
–Yo sí –intervino otra voz.
Los tres paramos en seco, con un miedo creciente. Ninguno reconocía la voz, o, al menos, no parecían hacerlo.
Comenzamos a escrutar las sombras en busca del espíritu que había dicho eso, preparándonos para lo peor.
Pude advertir a Ancel con la mano en la empuñadura de Musitel, y a Tom, en cuyas manos había aparecido una daga que me resultaba familiar.
La daga de Ancel, supuse.
–¡Ancel! –exclamé.
Él se giró hacia mí, con la pregunta impresa en su mirada. Yo me señalé, dándole a entender que quería pelear, que no iba a mirar mientras ellos dos se enfrentaban a lo que quisiera que hubiera hablado.
Ancel pareció entender, porque rebuscó en un cinturón que le cruzaba el pecho, y que yo no había visto, ya que iba por debajo de la sudadera.
–¿Alguna vez has jugado a los dardos? –me preguntó.
Le miré, dudando. Lo cierto era que sí había jugado a los dardos. Y varias veces, además. Un amigo de mi padre era muy aficionado, y siempre que íbamos a su casa a cenar o algo,me acompañaba al piso de arriba, donde tenía colgada una diana y una caja con dardos. Desde pequeña me habían divertido, y, además, no se me daba nada mal.
–Sí –contesté.
En ese momento, un ruido de murmullos se hizo presente. La maleza nos llegaba hasta los tobillos, y, aunque ésta no era muy molesta, estaba segura de que los troncos de los árboles no se podían atravesar.
Ancel me lanzó una decena de dardos –seguramente envenados o algo por el estilo– atados todos por una cuerda, para que no se separasen.
–Esos dardos podrán Convertir a un Alma, y mandar al Limbo a un Purgador –me explicó–. Apunta bien.
Justo cuando terminó de decir la última palabra, unas sombras aparecieron. En seguida noté algo que me puso los pelos de punta: su esencia era blanca, inmaculada y puramente blanca.
Eran Almas.

7 comentarios:

  1. Omg. Me ha encantado, de verdad, todo. Me ha gustado mucho el beso... :3 Y bueno, ya sabes lo que te digo siempre, que sigas así que vales millones hermana, y oye, ¡te olvidas de alguien! Yo también te exijo capítulos xD
    Bueno eso, que me encanta y espero con ansia el siguiente :3

    ResponderEliminar
  2. Yo no te los exijo, sólo te los pido, no quiero meterte prisa, si tienes exámenes, concéntrate en los exámenes y luego ya escribes, que los estudios primero, aunque tú no tienes ningún problema, seguro que sacas 9s y 10s ^^
    Lo malo es que nos dejas con la intriga y eso hace que nos den más ganas de que subas el siguiente capítulo así que no tardes jeje xD
    Oye, creo que desde que la voz misteriosa que dice "Yo sí", que les descubre, creo que no tardaría tanto en atacar porque si dicen todo eso antes de que empiecen a atacar... Es mi opinión xD Sé que no hablan mucho pero esos son segundos preciosos en una batalla que no pueden desperdiciar. En fín, eso ya júzgalo tú.
    Sé que no comento mucho, pero comento cuando puedo, sólo quiero que sepas que los sigo leyendo y que me siguen pareciendo maravillosos. ;)

    ResponderEliminar
  3. me encanto!!! tu libro realmente logro captar toda mi atención, y ahora ahora estoy impaciente esperando tu nuevo capitulo...solo espero que tengas exitos en tus examen asi , despues esttas de buen animo e inspirada°° gracias por estas maravillosa letras que no sacan del mundo de la realidad y nos llevan a la fantasia mas absolutoa mill gracias



    saludos tatiana obredor mza-argentina

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantadooo(se que no soy muy original al decirte eso) sobre todo el beso y lo de estáis juntos? Ha sido Asdfghjklñ *__* Por otra parte mme encanta que nos dejes intrigados pero por otra parte no... Jajaja perfecta, como siempre.
    Una de tus lectoras fieles, Haizea:)

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola!

    ¿Me recuerdas? Siento no haber podido comentarte estos días, sé que llego un poquito tarde, pero es que estuve muy liada. Tampoco pude leer tu otra novela pero lo haré, prometido :)

    Bueno, empecemos: lo primero, Tom. Me parece que este personaje va a salir durante bastante tiempo, así que yo creo que es necesario que nos llegue a gustar a nosotros, los lectores. No digo gustar de que nos caiga bien, si no que tenga mucha historia, que no sea el típico personaje estereotipado ¿entiendes? Me llamó mucho la atención de lo de que es un "Elemental", pero aún más la naturalidad con la que llevó lo de morir y hablar con la Muerte y tal. Me parece que sabe mucho, y sospecho de que puede ser un espía (de Lucifer, tal vez). Ya tienes una idea más :)

    Me encantó la idea de lo de los dardos. Todas las noches pienso finales alternativos o continuaciones a libros o a historias mías propias, y creo que hoy pensaré en cómo me imagino el siguiente capítulo.

    Espero que volvamos a escribirnos pronto, y ya me contarás qué te pareció la historia que te mandé por correo. Creo que este comentario no me quedó tan largo... creo ;)

    Besos,

    Primrose.

    ResponderEliminar
  6. AAH!!!!ME ENCANTA!!!!<3<3<3<3<3<3<3POR FIN SE HA DADO CUENTA!!!!Subeeeee cuando puedas pero subeeee .
    Perdón si no he comentado antes pero estaba de exámenes y no podía leer:-(

    ResponderEliminar
  7. ¿Por qué siempre lo dejas en lo mejor? No es justo :33 Me ha encantado, sobre todo la parte en la que Ancel admite que estan juntos *3* creo que me he enamorado de él<3<3<3

    ResponderEliminar