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miércoles, 13 de agosto de 2014

Capítulo 23

Bien, esta vez traigo un montón de cositas que anunciar.
1.- Me siento bastante decepcionada. Subo este capítulo porque ya he escrito el penúltimo y quiero quitarme esta novela ya de encima, pero, de no ser por eso... En el anterior capítulo no recibí ningún comentario, a excepción de uno en Wattpad. Así que... Por cierto, los que no tenéis cuenta en Blogger, ya podéis comentar en anónimo.
2.- Ayer reabrí el blog de relatos que tenía abandonado. Espero que os paséis y comentéis. Escritos del siglo XXI.
3.- Este capítulo va sin corregir, y, además, es más corto (todos lo son a partir de ahora). 
4.- La novela ya alcanza las 297 páginas. Mi objetivo era llegar a las 300, así que está conseguido.

Este capítulo se lo dedico a Vera, a Sandra, a Carol, a Pat, a Ro, a Silv y a todos aquellos que me leéis y me dais un apoyo incondicional. Gracias.

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Capítulo 23
Mi vista estaba fija en el suelo, mientras me concentraba en retener las lágrimas. Había cortado por completo la conexión con el mundo exterior.
Ahora solo existíamos yo y mis peligrosos pensamientos.
Recordaba vagamente a Ancel gritando mi nombre, diciéndome que no era lo que pensaba. Pero eso es demasiado típico y poco creíble.
No sabía cuál era la mentira, por lo que no podía saber si era de vital importancia, a pesar de que Ancel me había dado una buena pista al respecto.
Por otra parte, tampoco es que me hubiera mentido. Simplemente, no me había contado algo. Y aun así, seguía doliendo. Más, incluso. Creía que confiaba en mí, que yo era su confidente.
Al parecer no.
Un estruendo que sacudió mis tímpanos fue lo único que pudo traerme de vuelta. Todos habían apartado su atención de mí para fijarla en el techo, que se tambaleaba peligrosamente.
¿Qué había provocado tal estrépito?
Mi primer impulso fue buscar a Ancel en busca de ayuda, pero en seguida me retuve.
En su lugar, esperé en el sitio donde estaba, quieta y sin llamar la atención.
En ese momento, sentí una mano en mi hombro, y al instante supe que no era la de Ancel.
Las suyas transmitían una calidez que jamás había sentido. Una que me hacía sentir segura.
No sabía si eso había cambiado.
No obstante, esta era un poco más fría, aunque amigable. Con una esencia increíblemente joven.
Nergal.
–Algo me dice que no tienes ni idea de lo que ha pasado hasta el estallido –dijo.
Sin volverme para mirarle, negué con la cabeza.
–Ha habido una gran discusión –no hizo falta que precisara que había sido entre ciertas mujeres y cierto mentiroso–. Ancel ha conseguido lo que venía a buscar. Ya podemos irnos.
–¿Se han… peleado?
–No.
–¿Y entonces qué ha sido…?
Otro estruendo aún más fuerte me interrumpió.
Una voz grave y conocida hizo eco contra las paredes de la caverna. Oír aquel sonido de nuevo hizo que palideciera.
–Ancel, muchacho, sé que estás ahí dentro, escondiendo a tu dama y a mi pequeño y estúpido bastardo –dijo Lucifer–. No puedo veros, pero sé que estáis ahí. Y más os vale tener cuidado a partir de ahora, porque siempre estaré allí, acechándoos.
Y después, silencio.
Me permití echar un vistazo en derredor, esta vez a fondo.
Las Parcas habían vuelto a su trabajo, concentradas. Las tres mujeres se sentaban a la mesa, hilando y cortando con una velocidad alarmante.
Ancel estaba apoyado contra una columna, aparentemente derrotado. Se me hizo un nudo en el estómago, por lo que tuve que apartar la mirada.
–Nos va a escoltar –musitó Ancel.
No pude retenerme para preguntar.
–¿Qué? –Por lo menos, pude hacerlo con un toque de bordería.
–Quiere que llevemos a Tom a Eroz, y luego tratará de apresarnos allí –explicó, con los ojos cerrados.
–¿Y qué es lo que vamos a hacer? –inquirió Nergal.
Ancel se incorporó con un suspiro. Encaró a Nergal, con una mirada asesina dirigida a su mano en mi hombro. No la apartó.
Ancel sacudió ligeramente la cabeza mientras una sonrisa mordaz se abría paso en su boca.
–Exactamente eso.


Llegamos a casa de Ernest después de 4 horas de viaje. Tom y él se sobresaltaron al ver a Nergal entre nosotros, pero Ancel no tardó en calmarlos.
Ernest nos invitó a sentarnos y a contarle las cosas importantes de nuestra visita a las Parcas, y, mientras Ancel y Nergal se encargaban de ello, yo miraba consternada a mis manos entrelazadas sobre mi regazo.
–Leyna –me llamó Tom–, ¿por qué no vienes un momento? Me gustaría hablar contigo.
Todos le miramos sorprendidos.
Él carraspeó.
–Es… sobre… tu hermano –dijo finalmente.
Yo me levanté a la velocidad del rayo y le seguí fuera de la casa.
–¿Qué ha pasado con Ancel? –me preguntó una vez nos aseguramos de que no podían oírnos.
–¿Qué? –medio exclamé–. ¿No me ibas a decir algo de mi hermano?
–Bueno… sí… digo no. Era una excusa para poder hablar contigo sobre el tema.
–¿Y por qué crees que ha pasado algo?
–Vamos, se nota a mil leguas. No os podéis ni mirar, os habéis sentado lo más separados posibles, y no os dirigís una palabra.
Demasiado cierto como para negarlo.
–Me ha estado mintiendo –dije.
–¿Sobre qué?
–No lo sé, en realidad. Pero me ha ocultado algo que al parecer es bastante importante.
Al final, me derrumbé sobre su hombro. Tom me abrazó como cualquier buen amigo haría, y soportó mis sollozos como nadie lo había hecho hasta ahora.
Tan solo Ancel.
–Todo iba bien, ¿no podía solo decírmelo?
–¿Sabes? Contarle un secreto a alguien que amas no es tan fácil. Además, ¿y si solo lo hace para protegerte? –razonó Tom.
–¿Cómo iba a protegerme ocultando algo que tiene mucho que ver con mi persona? –gimoteé.
–Bueno, tú lo harías si estuvieras en su lugar. Estoy seguro de que tiene sus motivos. Solo tienes que ir a hablar con él y solucionarlo. Pero, Leyna –me apartó suavemente para que le mirara a los ojos–, intenta no perderle. Ese chico te quiere de verdad. Se le ve en los ojos, incluso en su esencia. Se enciende cuando te ve, y ahora está más apagada que nunca.
Pensé en las palabras de Tom mientras me limpiaba las lágrimas. Quizá tenía razón. Si Ancel me había ocultado algo, debía ser porque no estaba preparada para saberlo. Además, ¿y si tenía que ver con Lucifer y este le había amenazado si decía una palabra? No podía juzgar sin saber.
Ancel merecía mi perdón, o, al menos, que le concediera esa explicación que pedía.
Entré decidida en la casa, seguida por Tom. En el salón, todos estaban en pie. Ancel le daba las gracias a Ernest y Nergal miraba con admiración al anciano.
–¿Qué pasa? –preguntó Tom detrás de mí.
–Nos marchamos –respondió Ancel.
–¿Adónde?
–A Eroz.
–O a una muerte inminente –añadió Nergal.
–Eso solo para ti –le soltó Ancel, con una sonrisa irónica.
Me fijé en su esencia. Era verdad que estaba diferente.
–Muy bien, marchando.
Salimos todos por la puerta, despidiendo y dándole las gracias a Ernest conforme la cruzábamos. Ancel iba a la cabeza, seguido por Nergal. Después iba yo, y, en último lugar, Tom, a quien nadie quería matar o secuestrar.
Y partimos con buen ritmo hacia Eroz, sin ningún plan de ataque o defensa. Tan solo, tratar de salvarnos todos para hacer cualquier cosa a la vuelta. Aunque no supiéramos el qué.

2 comentarios:

  1. Hola, Bea, hace siglos que no comento pero por fortuna, seguimos estando en contacto y he tenido una serie de problemillas que han mantenido mi mente ocupada, por no hablar de que me he ido de campa y tal y ahora me voy de vacaciones. Muchísimas gracias por dedicarme el capítulo (ya dos que me llevas dedicados, no merezco ni que me dediques uno, así que ya con dos me quedo flipada) No tienes por qué decepcionarte por no tener comentarios, como tú dices la gente se va de vacaciones y no puede ni leer ni comentar, cuando vuelvan de las vacaciones, a partir de septiembre ya se pondrán al día y comentarán, ya verás como todo volverá a la normalidad ;) El número de páginas realmente no importa mucho, no importa la cantidad sino la calidad y la calidad está más que bien ;) Después de tu ausencia en EEUU y como no podías subir capítulos me perdí más de lo que ya estaba con la novela perdí el hilo de la historia (si alguna vez lo había cogido porque mi memoria de pez... jajaja xD) y se me olvidó casi por completo de que trataba la novela. No dispongo del tiempo suficiente como para releerme todos los capítulos de nuevo, así que lo del "Previously on.." me ha parecido una buenísima idea para no perderme en la historia y para volver a coger el hilo. Tengo intriga sobre la nueva novela que vas a hacer, que seguro que está genial, como todas las que has hecho. Y bueno, ahora te diré algo que has oído y leído muchas veces de tus admiradores y fans, que eres increíble, que tus historias nos enganchan y que no podemos parar de leerlas, que sigas escribiendo y nunca desperdicies tu talento, porque sería una auténtica lástima, de verdad. Así que prométeme que jamás lo dejarás porque es alucinante lo bien que escribes, lo bien que narras, la imaginación que tienes para escribir todas estas espectaculares novelas... Y tan sólo en una mente joven, pero madura... Tu madre tiene muchas suerte de tener y todos los que te rodean, ya no sólo por tu talento para escribir (para montar a caballo y para hacer todo lo que haces) sino ya también como persona, lo maravillosa que eres, me ayudas mucho, me encantan las conversaciones contigo y eres fantástica. Se me acaban los adjetivos así que sólo te diré... Te admiro, Bea.

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  2. Ay dios me encanta! Yo creo que Leyna se ha tomado un poco demasiado mal lo de la mentira, en vez de quedarse callada debería de haber preguntado que era esa cosas tan grande antes de hacer conclusiones precipitadas... Pero bueno, amo a Ancel! <3

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