¿Qué te parece la historia

viernes, 28 de febrero de 2014

Capítulo 2.

Bien, no tengo tiempo ahora para revisarlo, así que por favor, sacadme fallos :3

Capítulo 2.
Miré unos segundos mi cuerpo, intentando sacar alguna conclusión que pareciera un poco más lógica, pero, aparte de que estuviese soñando, no había ninguna otra.
Era ridículo, imposible. Sin embargo… no tenía a nada a lo que aferrarme. Estaba claro que no era un sueño. Los murmullos, aunque sonasen apagados, estaban ahí. No lograba entender la mayoría de las palabras, pero sí que oía el estrés de las personas, e, incluso, podía ver sus emociones. La mayoría estaban con el corazón a punto de salírseles del pecho.
Normal, yo estaría peor si acabase de ver cómo atropellaban –y mataban– a una chica de dieciséis años.
Miré a mi alrededor, queriendo alejarme del lugar donde había terminado mi vida. Si debería estar traumatizada, no lo estaba. No en absoluto, al menos.
Supongo que porque una parte de mí aún creía que era un sueño.
Empecé a andar, sin saber muy bien adónde ir. ¿A mi casa? ¿Y qué haría allí? ¿Qué narices hacían los demás fantasmas? ¿No había un cielo? ¿No se suponía que existía un Dios? ¿Dónde estaban los ángeles, la gloria y la paz?
Paz había, eso no lo podía negar. Aún no sabía por qué los murmullos se oían tan apagados, pero me gustaba. Creaba una burbuja de silencio a mi alrededor. Perfecta para pensar sobre lo ocurrido.
Todavía conservaba la misma apariencia que tenía hacía unos minutos. Mismo pelo castaño, misma ropa. Solo que no tenía sangre.
Era perfectamente corpórea, y eso me hacía dudar de si realmente estaba muerta. Claro que, no podía sacar conclusiones precipitadas.
El hecho de que no hubiera cielo era lo que menos me desconcertaba, pero desde luego que no era la única muerta. Si bien el índice de fallecimientos había bajado, aún seguía siendo muy elevado. ¿Y los demás?
Sacudí mi cabeza para apartar los pensamientos de mi mente. Quizá los espíritus se quedaban en su tumba y, como yo todavía no había sido enterrada, tendría que esperar vagando por ahí.
Me pareció la mejor idea que había tenido hasta ahora.
Así que decidí ir al cementerio. Si tenía toda la eternidad por delante no me preocuparía malgastar una hora yendo hasta allí. Quién sabe, quizá encontraba algo.
Y podía aprovechar para visitar la tumba de mi padre, si mi suposición era acertada.
Me lo imaginé en el campo de Irak, observando su cuerpo con una herida de bala en el pecho, mientras la sangre manchaba su uniforme reglamentario.
Era lo que tenía ser militar ¿no? Dar la vida y no ser reconocido. Sí es verdad que tuvo un funeral y un posterior homenaje, pero, ¿qué probaba eso? ¿Que fue más valiente que los que se quedaron amedrentados en las trincheras, aguardando al primer idiota para que lo mataran a él?
Bueno, ahora me venía bien.
Sin embargo… ¿y mamá y Gon? ¿Y Lía? ¿Qué las pasaría a ellas? Ambas se quedaban solas. Gon no solía estar en casa y eso ponía de los nervios a mi madre, pero yo era la que le hacía compañía. Y Lía… bueno, ninguna teníamos demasiada popularidad y tendría que buscarse la vida en el instituto.
Mientras atravesaba el pequeño parque que atajaba al cementerio local, se me ocurrió la idea de si podía atravesar los árboles o cualquier otra cosa. O incluso burlar a la gente.
Cuando me disponía a traspasar un banco, una voz me detuvo.
–Yo que tú no haría eso.
Era grave, aunque no demasiado, y estaba calmada.
Me giré en redondo, mientras noté una nueva llamarada de esperanza. ¿Había encontrado a otro como yo?
Frente a mí estaba un joven un año mayor que yo, con el pelo castaño tirando a rubio y unos ojos curiosamente dorados. Era mucho más alto que yo y llevaba una sonrisa socarrona en la boca, que me pedía a gritos que le metiera un guantazo.
–Tampoco haría eso –dijo, acrecentando su sonrisa.
–¿Es que me lees la mente?
Ignoró por completo mi pregunta.
–Parece que te has tomado bastante bien eso de tu muerte.
–¿Te parece? –Inquerí, intentando sonar despectiva. Tenía un aire arrogante que me molestaba mucho–. Ahora, déjame vivir mi eternidad en paz.
–No vas a poder sin mí a tu lado.
–Parece que haces muchas suposiciones erróneas sobre mí.
–Esta en concreto no –respondió–. Porque sé que tienes preguntas, y yo tengo las respuestas.
–Das miedo –declaré, mientras me volvía para seguir con mi camino.
Nada más encarar el sendero de grava, una forma apareció ante mí.
De nuevo el chico.
–No voy a preguntar cómo te has movido así de rápido. ¿Te parece bien?
–Me parecería bien si no me fueras a preguntar todo lo que me quieres preguntar.
Puse los ojos en blanco.
–¿Ahora te crees un sabiondo?
–No me lo creo, lo soy –aclaró, haciendo un movimiento con la mano–. Y ahora, ¿quieres venir conmigo o voy a tener que cogerte a la fuerza?
–No me fío de desconocidos –dije.
–Es igual, conque uno de los dos sí, estamos bien. Aunque he de decir que no eres una desconocida para mí –mostró una sonrisa felina que hizo que me estremeciera entera.
–¿Has dicho que tenías respuestas?
–Todas –me aseguró.
¿Qué podía hacer? Desde luego tenía que sacarle información, pero también me sentía segura a su lado. Ya no solo por la razón de que era el único fantasma que había visto desde que había muerto, sino porque me resultaba extrañamente familiar, y, por alguna razón que no llegaba a entender, había algo en él que me garantizaban seguridad.
–¿Te has decidido ya? –Preguntó.
–¿Adónde se supone que me llevas?
Se mordió el labio.
–Es una sorpresa.
–¿Y esperas que así me fíe de ti? –Resoplé–. Para empezar, no sé ni tu nombre.
–Ancel para servirla –dijo, haciendo una ridícula reverencia.
Al inclinarse pude ver algo que le sobresalía de la espalda y que, de otra manera, quedaba oculta por su cabeza: una espada.
–¿Ella también viene? –Hice un gesto al arma de Ancel.
–Musitel. Sin ella no vivo, Leyna –respondió, poniéndose serio.
–¿Cómo sabes mi nombre?
–Ya te he dicho que no eras tan desconocida –esbozó una sonrisa torcida.
–Bien, empecemos con el cuestionario.
Ancel resopló mientras yo repasaba mentalmente la lista de preguntas que nos dieron cuando estudiamos eso de la entrevista.
–¿Cuántos años tienes?
–Dos mil y pico. Perdí la cuenta hace cincuenta años.
–Ancel.
–Vale, vale. La palmé con diecisiete.
Me contuve para no decir nada.
–En mi época nos enviaban a todos a la batalla, no importaba la edad –explicó.
Asentí mientras pasaba a la siguiente pregunta. Lamentablemente, la mayoría no servían.
–Ahora vas a decirme por qué estoy muerta.
Él rio.
–¿Has dado la reproducción? Cuando mamá y papá se quieren…
–Corta el rollo, Ancel.
–Me encanta ver cómo te sonrojas hasta sin poder hacerlo, técnicamente.
Pasé por alto su comentario.
–¿Qué haces aquí?
–Hacer amigos.
–Eres imposible –declaré, sacudiendo la cabeza y girándome hacia el otro lado.
–¡Espera! –Le oí gritar a mi espalda, pero le ignoré olímpicamente.
Volvió a colocarse delante de mí a la velocidad del rayo, resoplando.
–Tú sí que eres imposible. No he conocido a nadie más terco.
–¿Y qué esperabas? Mi “vida” –hice el gesto de las comillas con los dedos– acaba de dar un giro alucinante y ¿esperas que me vaya con el primer chalado?
Noté la furia reverberando en mi interior.

–Yo mismo causé tu muerte –admitió al fin.

7 comentarios:

  1. Ahora sí.
    Joder.
    Me has dejado con los pelos de punta en todos los sentidos, es perfecta, mientras leía me ha dado la sensación total de cuando lees un libro que te engancha, que te encanta, pues eso produce tu novela.
    Y si sigues así, a parte de causarme la muerte, conseguirás que te haga un club de fans.

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  2. Veo que has recurrido a los lectores para hacer la ley del mínimo esfuerzo xD Bueno, tú sabes que siempre te saco fallos, así que ahí van.
    Me parece que no se dice inquerí, sino que se dice inquirí, me parece. Y también me parece que royo es con y y no con ll, me parece.
    Y ya está. xD
    Siempre con un final sorprendente *-* a síguelo por fisss

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  3. Que quieres que te diga,no voy a buscarte fallos,no los tiene,ya quiero más,yo siempre necesito al principio algo que me enganche a la lectura,lo encontré y ya te dije una vez,me gusta leerlas del tirón por lo mismo,pero solo porque tu me lo pides lo leo.....ya estoy esperando el siguiente.....

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  4. Una nueva forma de ver la muerte. No está mal... sube el siguiente rápido!!!!! Sígueme en mi blog, please

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  5. Como no continues con la historia voy a morir de impaciencia!! En serio, me encanta! Ya me he enamorado de estos capiiis..... NECESITO MÁS O VOY A MORIRME :333
    @Daniela_Amo2

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  6. Continúala, me encanta, ¡y eso que la he empezado hoy! Es muy buena y se nota que tienes talento para escribir. Cuando seas escritora (espero que lo seas) me compraré tus libros ;)

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  7. Se me hace un poco dificil saber en que tiempo y que tipo de narrador es porque parece protagonista, pero entonces al final dice "admitió" y es como si ella ya supiera que él la había matado y solo hubiese esperado que lo hiciera.

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