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Capítulo 4.
Bufé. ¿Se estaba burlando de mí? Sus ojos ya no expresaban
la misma actitud sarcástica, sino que ahora estaban mortalmente serios.
Me fijé en que todo él estaba en tensión. La mandíbula y los
hombros los tenía contraídos, como si fuera un depredador a punto de saltar
sobre su presa.
–¿Y por qué no?
–Simplemente, somos diferentes –contestó, haciendo un
movimiento con la mano para restarle importancia–. Son unos racistas –sonrió,
recuperando de nuevo el brillo divertido de sus ojos.
–No sé cómo conoces esa palabra, teniendo en cuenta que
moriste, seguramente, en tiempo de los romanos, así que mejor dejémoslo pasar.
–Estoy de acuerdo.
Hubo un incómodo silencio que aproveché para echar un
disimulado vistazo a Ancel. Él, sin embargo, me miraba con todo el descaro del
mundo, pasando sus ojos por cada centímetro de mi cuerpo, como si quisiera
evaluarme.
Pasé por alto el que su mirada se detuviera más de la cuenta
en algún lugar entre la clavícula y el estómago.
Me envolví en mis propios brazos, como si tuviese frío, pero
con el único fin de taparme.
–¿Eras así de acosador en vida?
Ancel asintió.
–Viene de fábrica.
Me mostró todos sus dientes en una pícara sonrisa torcida.
–Volviendo al tema que nos ocupaba –dije, retomando la
conversación que de verdad me interesaba. No es que no me agradara un diálogo
sobre el complejo de acosador de Ancel, sino que ahora mismo sentía más
importante hablar sobre todo esto del cielo y la muerte–. ¿Por qué no nos dejan
entrar?
–Ya te he dicho que son un poco racistas.
–¡AGH! ¿Podrías hacerme el favor de ponerte serio un momento
solo?
Él sonrió.
–No será fácil, pero lo intentaré.
Resoplé.
–Entonces, ¿por qué no nos dejan entrar al cielo?
–Somos diferentes.
Alcé las cejas.
–¿Es una broma?
–Va totalmente en serio –levantó los brazos, como diciendo
que era inocente. No me lo creí del todo.
–Y entonces, ¿diferentes a quién?
Ancel no contestó, sino que pasó su mirada a un joven de
unos veinticinco años que andaba mirando su teléfono. Ancel hizo una mueca y se
puso una mano en el corazón, ahogando un grito.
–¿Qué pasa? –Inquerí, preocupada de repente.
–Nada –jadeó Ancel.
Me quedé donde estaba, sin hacer nada. Simplemente, me
dediqué a observar al chico, quien no podía ni vernos ni sentirnos y andaba
despreocupadamente, alejándose lentamente de nosotros.
Estaba claro que no nos podía ver, pero, ¿por qué Ancel
había actuado como si le hubiesen apuñalado justo cuando pasaba? Bien podía ser
simple casualidad, pero la mirada que mi compañero había lanzado al muchacho
indicaba que algo se cocía.
Carraspeé.
–¿Ancel?
Él me miró, todavía con las manos en el pecho. Luego se
desplomó en el suelo y automáticamente corrí hacia él.
Le puse las manos sobre los hombros como si ese gesto
pudiera quitarle el dolor que parecía que estaba pasando y traté de recordar lo
que nos habían enseñado en esas clases de primeros auxilios a las que Lía me
había arrastrado solo porque quería ver chicos sin camiseta.
Recordé que lo primero de todo era identificar si la persona
se había quedado sin pulso o no.
Ahora bien, ¿cómo sabes si un muerto sigue estando contigo?
Y peor, ¿se puede morir estando muerto?
–¿Ancel? –Repetí.
De repente una preocupación y ansiedad se apoderaron de mí. Ancel
era la única puerta que tenía para conseguir respuestas (aunque no me diera
ninguna) y era el único muerto que me había encontrado. Aunque era un capullo y
se burlara de mí, era lo mejor que tenía.
Y… bueno, vale, estaba como un tren.
Me agaché a su lado con la respiración entrecortada y
temiéndome lo peor. El único problema era que no sabía lo que significaba
“peor”.
Tenía los ojos cerrados fuertemente, y, como no tenía la
necesidad de respirar, su quietud me dio más preocupación.
–Ancel… –susurré.
¿Qué podía hacer? Nadie me podía ayudar ahora. Nadie me
podía ver ni escuchar y aquí no había ni un alma. Literalmente.
Sin conseguir retenerlas, las lágrimas afloraron a mis ojos.
¿Sentía pena por Ancel? Me caía mal y era un cabrón de los gordos, pero era el
único con el que podía contar ahora.
Lágrimas saladas resbalaron por mis mejillas, dejando una
estela tras ellas y cayendo finalmente hasta la cara de Ancel.
Me quedé allí de rodillas, junto a un Ancel inmóvil que
tenía el cuello de la sudadera empapado por mis lágrimas.
De repente noté un suave movimiento, y por fin abrió los
ojos. Casi me caí hacia atrás por la sorpresa.
Sus ojos ya no eran ambarinos, sino de un azul eléctrico y
frío.
–¡Ancel!
Él sacudió la cabeza y se levantó, mirando
significativamente el cuello de su sudadera.
–Lo siento –dije mientras me levantaba también.
Ancel frunció el ceño.
–¿Me has echado agua o algo?
Miró mi cara, que aún dejaba ver el rastro del llanto.
–¿Has llorado? –Dijo; parecía incrédulo.
–Que sepas que no te aprecio tanto.
–Ya lo veremos –sonrió, para luego ponerse serio de nuevo–.
Entonces, ¿has llorado?
–¡Pues claro que sí! La única persona que me ve y oye, de
repente se cae al suelo, ¿y yo qué hago? ¿Me subo a un árbol y grito como
Tarzán?
Él sacudió la cabeza.
–Es solo que… se supone que no puedes llorar.
Me callé y le miré fijamente.
–¿Cómo?
–Es largo de explicar.
–Puf. Seguro que mi padre tiene respuestas también.
–¿Ya estamos?
–¿Y si te vuelve a dar un flus? ¿Qué hago? Ah, ya sé. Tú lo
que quieres es verme con un taparrabos como ropa única.
Esbozó una sonrisa traviesa.
–Y encaramada a un árbol –añadió.
–Y tú mirando desde abajo, ¿verdad?
–A lo mejor me conoces mejor de lo que crees.
Puse los ojos en blanco.
–Quiero ver a mi padre.
–Ya te he dicho que no podemos entrar en el cielo.
–A lo mejor él es como nosotros.
Ancel negó con la cabeza.
–Imposible –dijo.
–¿Por qué?
–Yo lo habría sabido.
–Vale, esto empieza a dar mal rollo –hice una pausa–. Mira,
no sé nada de lo que ha pasado, no entiendo nada del otro mundo y no me quieres
contar ni una sola pizca. Así que voy a empezar por una pregunta fácil, porque
paso de seguir con tus evasivas –llevaba la amenaza escrita en la voz–. ¿Quién
eres?
Ancel me miró con ese nuevo color de ojos que había salido
de vete tú a saber dónde. Seguía impasible, sin darme ninguna pista sobre sus
pensamientos y emociones, hasta que finalmente dijo:
–¿Quieres que te diga toda la verdad?
–Al completo.
–¿Sabes las consecuencias que puede acarrear eso?
Titubeé un poco al responder.
–Sí.
–¿Sabes que mis explicaciones te pueden cambiar para
siempre?
Asentí con la cabeza, empezando a notar el enfado. ¿Por qué
no me lo soltaba ya?
–No quiero que malpienses de mí después. Soy el mismo que
hace cinco minutos.
–Igual de capullo, lo he pillado.
Él sonrió.
–Soy la Muerte –soltó.
Eché una carcajada.
–¿Estás de broma?
En una milésima de segundo tenía a Ancel encima de mí, su
cuerpo tocando el mío en varios puntos. Sus manos a ambos lados de mi cabeza,
arrinconándome contra una pared. Empecé a respirar muy fuerte.
–Yo no bromeo con eso. No es divertido –susurró, con sus
labios muy cerca de mi cara–. Y no hace falta que respires.
–Me gusta respirar –repliqué, separándome de él.
Ancel se encogió de hombros.
–¿Y bien? Entonces eres la muerte ¿no? ¿Por eso me mataste?
¿Quién te dice a quién matar? –Pregunté.
–Será mejor que te lo muestre.
Sus ojos azules brillaron con malicia mientras me agarraba
la mano y un escalofrío me recorría entera.
No hace falta mencionar que me encanto, no? Jajaja Que giros y que misterio tiene todo... Te da un aire de querer saber que pasa... Me tienes en ascuas jajajaja Estoy loca por ver otro capitulo!!! Oh my god, ese Ancel me hace tener esa sonrisita tonta que siempre tengo cada vez que me enamoro de un chicho literario y me encanta ese giro humoristico que en cada capítulo hay.... Es muy divertido, me la paso riendo todo el capi jajajajaja MUY BUENO COMO SIEMPRE!
ResponderEliminarPD: Has copiado dos veces el capitulo, solo por avisarte jajaaja
''–¿Eras así de acosador en vida?
ResponderEliminarAncel asintió.
–Viene de fábrica.''
Pero madre mía, esto ya es serio, me estás creando adicción, una adicción seria, es una maravilla.
Es que pegas cada giro, cada cambio inesperado que es realmente increíble.
Y no hace falta que te diga que está perfecto, como siempre.
¿Sabes qué? Acabo de incluirte en la lista de escritores y escritoras jodidamente perfectos y maravillosos.
ALE, me la acabo de inventar, pero te incluyo (?)
En serio que cada vez es más profesional, del todo.
Y... ya no sé qué más decirte. Aunque hayan mil cosas que decir.
Te lo resumo:
Increíble.
Uf!sabes,cada día más...porque no lo terminas y autopublicas o le das caña a las editoriales?vales...y mucho,esta historia es para leerla del tirón...en serio...gracias por dejarme ser parte de tus lectores....
ResponderEliminarPor fin puedo leerlo. ;) Me parece que "royo" es con y en vez de con ll.
ResponderEliminarTodo es muy serio y tú vas y le pones humor. Es que de verdad...xD
Pues yo si fuera ella estaría llorando porque que me maten no es algo que me agrade mucho...xD
¡Quiero saber ya lo que va a pasar! Así que sube el siguiente capi que me tienes intrigada. ¡Vena! ¡Ya estás escribiendo! xD
DIOS!!! Me encantaaa!!! Estoy enganchadísima!! Sube ya el siguiente capitulo que si por mi fuera no pararía de leer!! Y para colmo, haces los finales de los capítulos de una manera que te deja con intriga!! Yo también quiero saber que pasa en el siguiente capitulo!! Jajajaja xD
ResponderEliminarTe está quedando genial, en serio. Se te da super bien. Enhorabuena!! ^-^
ME ENCANTAAA me lo acabo de leer desde el principio del tirón. No puedo esperar al siguiente, me he enganchado . Y cuando estaba leyende se me olvido que esto no es de una escritora profesional con libros a la venta etc. Pero lo pareces!!
ResponderEliminarPD: Espero que lleges a escritora así me puedo comprar tus libros ;)
Hola, soy una de las chicas del ask a las que pasaste la dirección y eso para saber nuestra opinión (@esaastridmola)
ResponderEliminarTe prometí leérmelo, y me he enganchado. Tiene drama mezclado con humor, cambios inesperados y un protagonista como un tren, todos los ingredientes para hacer una historia buenísima, y lo cuentas todo genial, te expresas genial. Si publicas un libro (cuando lo publiques, en realidad) seré la primera en hacer cola para que me lo firmes :)
La historia engancha muchísimo, sigue así ^^